¡Adiós, mis corsarios, adiós!
Puede que algún día nos volvamos a ver, mas desde ahora y hasta que eso ocurra,
os deseo lo mejor. ¡A todos, mis corsarios, a todos vosotros! En mi corazón hay
alegría y gozo: disfruté de vuestra agradable compañía y nunca recibí queja
alguna de la mía. ¡Adiós, mis corsarios, adiós! Que la fortuna os traiga dicha.
Que el buen viento os arrastre al oasis donde halléis el placer de vuestra
propia felicidad. Y ya que este es mi último adiós, permitidme escribiros lo
más cierto e importante que jamás hayáis leído en esta bitácora de viaje
compartido: practicad el oficio y la costumbre de la cultura, porque fuera de
ella… se extiende el abismo. Mis corsarios, ¡adiós!
Un punto final acorde con el resto de escritos. Emotivo y directo.
ResponderEliminarUna pena que no continúes.