Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Qué tramáis, morenos?


Clint Eastwood cumple 80 años. Este actor, director y guionista de cine, entre otras cosas, siempre será recordado por sus papeles de tipo duro independientemente del género de la película en la que participara, papel que le iba como anillo al dedo. Como muestra os dejo un enlace a la que probablemente es una de las mejores escenas de tensión que yo haya visto en un cine, con una puesta en escena muy cuidada, unos diálogos sencillos y efectivos al 100% y un ritmo tan bien trabajado que pone los pelos de punta a cualquiera. Hay un error de guión bastante flagrante, pero el conjunto supera con creces las expectativas.

http://www.youtube.com/watch?v=XDx97w79Kuk

sábado, 29 de mayo de 2010

Anatomía de una portada

Os explicaré cómo hice mi propuesta de portada para la revista El Arca. Esto va a ser duro, así que preparaos un café antes.
Lo primero es tener claro lo que quieres dibujar. En mi caso sabía que quería hacer algo relacionado con el espacio (exterior). No fue un tema elegido al azar. Yo casi nunca dibujo sin pensar en lo que hago y los porqués. Como con lo único que contaba era el nombre de la revista "El Arca de las Historietas", pensé que sería adecuado hacer un dibujo que de alguna manera reflejara el concepto de "Arca" que todos tenemos, es decir; una barcaza construida por el hombre que transporta a las especies a lugar seguro mientras lo demás es destruido por el diluvio. Pero claro, el concepto de un barco gigante era demasiado anticuado. Entonces me vino a la mente la Estación Espacial Internacional, un "Arca" mucho más moderna que seguramente salvará al hombre y a las especies en el futuro. La idea era hacer algo espacial. Aquí es cuando los dibujantes tenemos que buscar referencias. El uso de referencias es esencial para formarnos una idea más completa de lo que queremos hacer. Yo empecé buscando imágenes de la Estación Espacial Internacional, pero me di cuenta de que no funcionaría, porque el lector podría pensar: "una revista sobre ciencia ficción" o algo así y no era lo que quería transmitir. Entonces encontré esta imagen:



Me gustó el concepto del astronauta posando para la cámara. La pose me pareció genial, así que decidí partir desde ese punto. El traje es muy anticuado, casi parece papel de aluminio envolviendo un cuerpo y la figura no es dinámica, no transmite fuerza. Decidí cambiar eso de inmediato y también el sexo del astronauta, porque el futuro se escribe en femenino, está claro. Fijada la idea, se hace un boceto. Por ejemplo:



Si tenemos el boceto y nos gusta lo que va saliendo se sigue, si no, se hace otro hasta que damos con el adecuado. A mí éste me valía, así que partí de él para definir el personaje. En este punto dediqué todo mi esfuerzo en que el personaje quedara dinámico a pesar de estar quieto. Eso se consigue con la figura. Una figura esbelta y con aspecto saludable da sensación de fuerza incluso cuando no hace nada. Así que pulí el dibujo pensando siempre en eso.



El dibujo marchaba. En este punto hice pruebas de color antes de ponerme a definir el fondo. Empecé por hacer que el traje fuera lo más moderno posible y añadí el dibujo de líneas que hace que parezca futurista.



A partir de aquí seguí añadiendo color de manera experimental para ir probando cosas y también probé a meter algún elemento de fondo que más tarde descartaría. Este dibujo que dejo a continuación tuvo varias versiones, pero pondré sólo dos porque todas eran parecidas.





Lo que sí me había gustado era el globo terráqueo de fondo en el dibujo. Sabía que el personaje funcionaba bien con ese elemento, pero los otros parecían engorrosos y vagos, así que decidí quitarlos para visualizar un posible fondo que le fuera bien a la ilustración.



Para definir el fondo yo sigo más o menos el mismo proceso que con el personaje: me hago una idea de lo que quiero y hago un boceto.



La idea de un cuarto lleno de cuadros la saqué de la película que todos conocéis "2001: una odisea del espacio" (muy bien visto Gabriel). Allí no aparece una habitación con muchos cuadros tal cual, pero sí aparece esa escena en la que el astronauta se vé a sí mismo en un cuarto cuando es mayor y el monolito está a los pies de su cama. El personaje ha traspasado la dimensión del tiempo y la del espacio y es precisamente esa mezcla de futuro y pasado lo que hace que la escena sea tan impactante visualmente. Yo quería usar la misma técnica y metí mi personaje futurista en un cuarto empapelado y lleno de recuerdos de la infancia.



Cuando tuve claro el fondo hice la base y la escaneé para luego meter lo que llevaba ya dibujado. La base del fondo fue ésta:



Aquí pegué todo lo demás; el personaje, el globo terráqueo, los juguetes. Y cuando lo tuve todo unido me dediqué a hacer marcos en la pared en blanco para completar el dibujo.



Ya lo tenía casi completo. Faltaba rellenar los marcos con imágenes, porque así como estaba daría una sensación de vacío que haría falso el dibujo. Como eran demasiados marcos enseguida descarté dibujar dentro de ellos porque me llevaría muchísimo tiempo, así que me dediqué a meter dibujos que tenía de otros proyectos a diestro y siniestro. Lo hice como con un corta y pega, todo por capas. Era algo así:



Concluido el proceso de rellenar sólo quedaba unirlo todo y poner un bonito empapelado a las paredes del cuarto para acentuar la idea de lo antiguo. El efecto de empapelado lo hice como si se tratara de una trama con el programa Photoshop. Se hace el dibujo que quieres poner de fondo y se guarda como motivo. Luego se aplica a todo el fondo con el bote de pintura y ya está. La ilustración estaba terminada.



Pensaba que se haría más largo, pero no ha sido para tanto. Como anécdota diré que lo que más me costó dibujar fueron los juguetes, pero me gusta mucho esa atmósfera tan extraña que crean, así que me esforcé para que salieran bien. En los cuadros hay un poco de todo: si miráis bien me encontraréis a mí, a mi hermana pequeña, a dos de mis sobrinas, a un cuñado, un tío cagando, a mi hermano pequeño y casi todos los cómics que he hecho desde que tenía 17 años. Incluso hay un pasaje del final de "Retrato del Artista Adolescente", mi libro favorito, lo que pasa es que es imposible de leer a simple vista.
Espero que lo hayáis disfrutado.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Chica mala

Si alguna vez te cruzas con un demonio cazador no le dirijas la palabra, no les gusta la conversación. Y si ves que se dirige hacia ti, empieza a rezar tus oraciones, porque no viene a pedirte la hora. "¿A qué ese carácter?" estaréis pensando. Los Miles son malos, no hay más razón, se dedican a cazar humanos, y Satirya también.

martes, 25 de mayo de 2010

Propuesta de portada

David Braña, que se ha propuesto entrar en el mundo editorial a las duras y a las maduras, nos sorprende con su propuesta de revista de historietas autoconclusivas "El Arca de Las Historietas", una arriesgada apuesta por el cómic nacional y allende los mares que busca la calidad como seña de identidad y que está abierta a colaboraciones. En el blog de la revista se pueden ver las diferentes propuestas que han ido llegando para el logo y la portada, incluida la que yo envié con dos versiones de color distintas. Lo que no se puede ver es el dibujo original que usé para esa portada y que os dejo para que le echéis un ojo, o los dos, que os harán falta. Si me es posible ya explicaré en otro post cómo hice este diseño de portada.

domingo, 23 de mayo de 2010

Cómo crear tramas con Photoshop

Aquí va el tutorial para que os podáis hacer vuestra propia paleta de tramas y que vuestros Mangas os queden muy profesionales.
Lo primero es acceder a vuestro programa Photoshop, da igual la versión que tengáis, se puede hacer con cualquiera. Tenéis que crear un nuevo documento. Es importante que no sea grande, yo los hago de 5X5 cm. Lo que sí importa es que tenga la misma resolución con la que luego vayáis a trabajar en vuestras páginas de cómic. Por ejemplo, si escaneáis la página a 400ppp pues cread el documento en blanco a esa resolución. Bien, tenéis un documento nuevo en blanco, lo siguiente es coger el bote de pintura y rellenarlo de gris; con que sea un gris intermedio es suficiente, ni muy claro, ni muy oscuro. Ahora tenéis más o menos esto:

Ahora os vais a Filtro>Bosquejar y pincháis en Modelo de Semitono. Los valores que debéis utilizar son los siguientes: Tamaño-2/Contraste-2/Tipo de Modelo-Punto. El cuadro gris se desdibuja en puntos uniformes. A continuación os volvéis a meter en Filtros>Desenfocar y pincháis en Desenfoque gaussiano. El Radio lo ponéis en 0,8 píxeles. Lo que os queda es esto:

Se va pareciendo a una trama, pero todavía falta un poco. Vale, es hora de sacar los niveles. Para ello pulsáis las teclas Control+Alt+L os saldrá un recuadro con los niveles de entrada y de salida de la imagen. Veréis unas flechitas debajo del gráfico. Hay una para controlar la cantidad de color negro, una para el gris, y una para el blanco. Si movéis esas flechas vuestra imagen empezará a cambiar dependiendo de la dirección que les vayáis dando. Probad muchas opciones. Cuanto más a la izquierda mováis las flechas, más clara será la trama, cuanto más a la derecha mováis las flechas, más oscura será la trama. De todas formas lo podréis repetir cuantas veces queráis así que no os preocupéis mucho y crear una trama sin más. Vuestro cuadro gris inicial tiene que parecer una trama a estas alturas.
Para guardar la trama en aras de poder usarla siempre que queráis, vamos a hacer lo siguiente: seleccionáis la herramienta Marco Rectangular. Aumentáis la imagen hasta que los puntos se vean desde muy cerca, esto es: mucho zoom. Cuando los tengáis lo suficientemente aumentados seleccionáis dos puntos en diagonal. Os tiene que quedar una imagen como ésta:


Este es el aspecto de vuestra verdadera trama. Para guardarla os vais a Edición>Definir motivo. Os pedirá que le déis un nombre. Le podéis poner Trama 1 y así sucesivamente con las que vayáis haciendo. Ya tenéis vuestra primera trama. Para crear más sólo hay que deshacer los dos últimos pasos y mover los niveles en otros puntos para crear tramas más oscuras o más claras, o incluso intermedias. Haced tantas como queráis. Sólo recordad que al aplicarlas en una página suele quedar mal si aplicas más de tres tramas con tonos distintos. Para aplicarlas sólo hay que rellenar con el Bote de Pintura, como si lo hiciérais con un color normal. Para ello al elegir el bote de pintura os da la opción de rellenar con el color frontal que tengáis o con un Motivo, debéis seleccionar Motivo y luego la trama que hayáis creado.
Si a pesar de todo os queda alguna duda podéis consultarme lo que queráis y trataré de aclarar lo que pueda. Si lo hacéis bien os pueden quedar cosas como esta página que tramé siguiendo este proceso:

viernes, 21 de mayo de 2010

Entintado y tramado

Para conseguir que un cómic Manga tenga un aspecto de calidad es necesario hacer uso de las tramas. Antiguamente este artículo era prácticamente un lujo para el bolsillo de cualquier aficionado porque había que comprar láminas que resultaban caras y engorrosas. Hoy día trabajar el tramado de un cómic es mucho más sencillo gracias a programas como Photoshop, donde puedes crear tus propias tramas con tantos puntos de grosor como creas necesario y aplicarlas resulta muy sencillo. El aspecto final depende de la habilidad de cada uno al aplicarlas, pero el resultado puede ser tan efectivo como los mejores cómics de Jiro Taniguchi. "Tenemos artes liberales y artes útiles. Ésta es una de las artes útiles."
En el próximo post explicaré cómo crear tus propias tramas con Photoshop para que cualquiera pueda tener su paleta donde elegir los tonos y aplicarlos a sus páginas. Estad atentos.
Os dejo un ejemplo de una página que yo mismo tramé con Photoshop. La diferencia de aspecto de calidad salta a la vista.

jueves, 20 de mayo de 2010

La sombra.

Todavía no había llegado la época estival y el calor ya se dejaba notar con una desapacible furia sobre los cristales de las ventanas que daban por el sur a la calle Convento.
Hacía tiempo que las clases del segundo trimestre se habían reanudado y ahora, a falta de dos semanas para una parada en el calendario académico, los flacos ánimos por acabar los trabajos de última hora se dejaban notar en horas lectivas a través de un generalizado desinterés por todo lo que no fuera la consecución inmediata de las pesadas tareas. Incluso en los pasillos se respiraba un aire enrarecido, sin duda propiciado por el nerviosismo juvenil de aquellos que sentían tan cerca la posibilidad de tomar un descanso que por el momento sólo podían saborear en sus conversaciones con los demás, a la espera del comienzo de alguna clase.
Después que la última hora de clase hubiera terminado, yo me marchaba a casa, con paso cansino, pues no soportaba el calor, completamente sumido en mis pensamientos, pero ese día una sombra se había cernido tras mis pasos y cuando me giré para ver de qué se podía tratar me encontré con que ya no caminaba completamente solo.
Me acompañaba una chica con un pelo de color cobrizo, atornasolado y con unos ojos glaucos, bellos y sinceros. Su rostro resplandecía al sol de pálido que era y aquí y allá presentaba motas, casi imperceptibles a la vista, que la hacían más chiquilla, más vulnerable.
Durante el trayecto no musitó palabra alguna y si yo buscaba con mi mirada la suya casi siempre la encontraba cabizbaja, pensativa, como si estuviera cansada o inmersa en un sueño e ignorara por completo mi presencia. Cuando llegamos a la calle San Ildefonso ella giró a la izquierda, justo en dirección contraria a la calle en que yo vivía, y se marchó.
Aquella tarde, mi convulsa imaginación me hizo desear mil encuentros como aquél: insólitos; lisonjeros; llenos de insondables misterios y de vehemencia y de ímpetu y de voluptuosidad.
Pasé la noche en duermevela pensando en todas las casualidades que se habrían de dar para que un acontecimiento semejante se llegara a repetir y me decía a mí mismo, una y otra vez, que la mañana me devolvería a la realidad, que el sueño me aliviaría, desvaneciendo por completo aquel delirio que me atenazaba, para devolver la serenidad a mi confuso ánimo.
Al día siguiente, no obstante, el encuentro se volvió a repetir.
Había salido de la última clase hastiado por una mañana abarrotada de esfuerzos que para mis adentros siempre había tenido por infructuosos. Caminaba por la calle Alarcón, bajando hasta el cruce con Inocencio Jover, cuando ella se me unió al paso.
Íbamos el uno junto al otro, en silencio, y por miedo a romper aquel hechizo sobrenatural, como si se tratara de un delicadísimo velo de seda joyante, yo no me atrevía ni a mirarla, figurándome, así de perturbado me encontraba, que se desvanecería con la misma diligencia con que había aparecido si una sóla exhalación de mi aliento llegara a rozar sus cabellos en aquel instante.
Pasamos la calle Carrión lentamente por entre los coches parados en una larga fila a nuestra derecha y cuando nos encontramos a la altura de un viejo caserón adornado con flores en el balcón ella me habló. Me dijo que le gustaría tener un jardín entero para ella sola. Y añadió:
—Un jardín de violetas, ¿sabes?
No. Yo no sabía. En aquel momento ni siquiera podía pensar con claridad y cuando me preguntó si me gustaban las flores se me había olvidado hasta cómo se articulaban las palabras con que debía responder.
Esto ocurrió un día tras otro.
Llegado el punto en que nuestros caminos se separaban, el corazón me daba un vuelco. Siempre nos despedíamos con alguna fórmula solemne que me llenaba de regocijo a la vez que de tristeza. Se me hacía difícil respirar, y sentía que algo en mi estómago se retorcía violentamente y me hacía encoger los miembros en un gesto de repentino dolor. Sentía en el pecho unos extraños estertores que al principio yo juzgué de absurdos, y que pronto empezaron a preocuparme seriamente por lo repentino e irregular de su carácter hasta el punto de hacerme creer que padecía de alguna enfermedad cardítica.
Ya no hubo día en que no pensara en ella, ni noche en que no la soñara. El tiempo había dejado de tener magnitud alguna para mí y el futuro se me desdibujaba en trazos confusos e ininteligibles y se me aparecía cada vez más lejano, más borroso. El tedio de las clases llegó a importunarme de tal manera que incluso dejé de atender, carcomido por el ansia como me encontraba, las lecciones que de común me ocupaban las mañanas convencido de poder encontrarla en cualquier lugar de mi imaginación, en cualquier otra circunstancia, para preguntarle su nombre y poder hablarle al fin. Deseaba fervientemente conocer su alma; penetrar en su pasado para apoderarme de sus recuerdos y hacerlos míos; vivir a través de sus relatos y con la misma intensidad las vivencias que habían moldeado su espíritu para así poder comprenderla mejor y unirla, de forma tácita e indisoluble, a mi esencia; y sobre todo, para hacerle saber que mucho antes de que el mundo hubiera existido siquiera en la imaginación de Dios Todopoderoso mismo, yo ya la amaba.
Había tomado mi decisión: le hablaría de mis sentimientos.
Al día siguiente caminaba ansioso hopeando por los pasillos del colegio a la espera de que la mañana tocara a su fin para poder tomar el camino acostumbrado de regreso a casa. Uno de los profesores me había llamado la atención un par de veces debido a que mis zapatos molestaban a los de dentro de la sala de lectura con su constante repiquetear contra las baldosas. Me senté en el poyal de una ventana y me puse a rascarme las uñas. Los segundos se me alargaban demasiado. A menudo miraba por la ventana para comprobar que los profesores no daban suelta a los estudiantes antes de la hora. Fui al baño varias veces y cuando faltaban diez minutos para que dieran la campanada, salí a la calle. Esperé de pie en la escalera que da al patio a que una turba de gente me adelantara y cuando creí conveniente marcharme eché a andar con las piernas temblorosas, inseguro de mí mismo.
Al llegar al punto en que ella me solía alcanzar disminuí el paso todo lo que pude, pero aún así ella no se presentó. Las conjeturas se me agolparon entonces en la cabeza golpeándome incesantemente como un pesado martillo y en los intestinos sentí que un tumulto de sensaciones de angustia y odio me carcomían las entrañas haciéndome despreciar todo mi ser y todo cuanto me rodeaba. Llevado por la vanidad, sentí flaquear mis fuerzas y tuve que parar por miedo a desfallecer allí mismo. El calor se hacía más y más intenso; como si el mismísimo diablo hubiera exhalado un vaho sofocante en mis propias narices para impedir que pudiera tomar aliento. El sopor remitió poco a poco. Lancé miradas en todas las direcciones para ver si se acercaba desde otro flanco, pero sólo veía bultos informes que me confundían y me trastornaban. Resolví desistir y me fui.
Los siete minutos que de común tardaba en recorrer el camino que separaba el colegio de mi casa, se me hicieron ese día tan largos como la eternidad misma. Cuando llegué estaba exhausto. No comí ni bebí nada hasta la noche y cuando me acosté me arrebujé bajo las sábanas temeroso de que alguien pudiera oírme sollozar.
Los días que siguieron transcurrieron de la misma suerte, sólo que cada vez mi inquietud se acrecentaba más ante el temor de no volver a verla ya nunca. De repente empecé a desarrollar una aprensión virulenta por todo lo cotidiano. No soportaba tener que realizar las tareas más sencillas y se me antojaba que las personas eran viles en esencia y todo cuanto hacían se supeditaba, a mis ojos, a esa cualidad suya que trastocaba las cosas y las convertía en algo innoble y sucio. El mundo empezó a dejar de interesarme hasta el punto de no sentir nada por él, ni por cuanto en él había. Poco a poco reparé en que mi propio rostro cambiaba de forma frente al espejo, o así me lo figuraba yo, y cuando me quedaba mirando el reflejo que veía en él, me abominaba todo cuanto era y cuanto había hecho en mi insignificante y repugnante existencia.
Su figura se me aparecía ahora en sueños sin que yo pudiera evitarlo y al pretender alcanzarla se desvanecía tan liviana y sutilmente como una pluma al viento y entonces me despertaba, maldiciendo a la vida que me traía de vuelta.
Si salía a la calle sólo era para deambular de un lado a otro y en mi afán por encontrarla creía ver sus ojos de corindón reflejados en los escaparates de las tiendas o en las fachadas de los edificios, para comprobar luego, cuando me volvía desaforado, que aquello sólo era una ilusión.
Llegué al extremo de convertir la ociosidad en una ocupación constante y si la obligación me empujaba a hacer algo en contra de mi voluntad me enrabietaba y gruñía cosas sin sentido. Consciente de la proveniencia de aquellas lamentaciones trataba de convencerme a mí mismo, a fin de acallar mis quejidos, de que ella no importaba.
Con el paso de los días mi resolución fue cayendo en la costumbre del tedio y el aburrimiento. Cualquier afición de la que antes hubiera podido disfrutar se me presentaba ahora como un fastidioso cometido y ahíto de intentar buscar soluciones a tanta desgana concluí que la mejor manera de ahuyentar aquel abigarramiento de mis sentidos era dejar pasar el tiempo hasta que las cosas se hubieran calmado por sí solas.
Yo sabía que incluso esto era inútil. Había caído en un abismo, ¡tan profundo!, ¡tan bello!, que jamás lograría escapar.
Me encontraba perdido en las sombras de mi propio espíritu, anhelante de un susurro, frágil y sutil, que arrastrara su nombre a mis oídos, de sus labios un suspiro que a los míos trajera honor, gloria y eternidad. Entonces, sólo entonces, cuando su aliento rozara el mío oliendo a voces de infinita melancolía, habría para mí un cielo sobre la tierra; y hombres; y pájaros; y monstruos; y todo lo demás.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Ernst Stadler

Yo estaba encuadrado en filas que se adentraban en la mañana, fuego sobre yelmo y estribo. Adelante, en la mirada y en la sangre la batalla, a rienda suelta. Quizás por la noche nos envolverían marchas triunfales. Quizás estaríamos tirados en cualquier lugar entre cadáveres. Pero antes de hundirnos y desaparecer nuestros ojos arderían y se saciarían de mundo y de sol.

lunes, 17 de mayo de 2010

Oone

El guionista Víctor González García con el que tengo el gusto de compartir algún proyecto ideó unos personajes absolutamente carismáticos que funcionan a la perfección en cualquier cómic que incluya acción y dosis controladas de humor dialogado. La pareja está compuesta por Oone (una chica con "talentos psíquicos") y León (un cabroncete indestructible). Aquí os dejo una ilustración que hice para visualizar a Oone. Cuando le pasé el dibujo a Víctor me dijo que a su novia le había gustado más que a él. Muchacho, dime de qué pueblo es tu novia que vaya para allá a echarme moza. Ea!

domingo, 16 de mayo de 2010

La nueva juventud

"Él es aquél espíritu transformado; inocente, primitivo. El espíritu convertido en camello, el camello convertido en león y el león convertido en niño; traído por el eterno retorno; la suprema fórmula de la fidelidad a la tierra, del "sí" a la vida y al mundo que pronuncia la voluntad de poder; esa voluntad de ser más, de vivir más, de superarse y... crear".
Éste es un pequeño extracto del guión de Youth, una historia que dibujé hace diez años y que siempre pensé que estaba muy bien narrada, aunque mi novia decía que era del todo incomprensible. El cómic tiene unas 40 páginas, os dejo la portada y la introducción. En futuros post iré subiendo más páginas de esta historia para que la disfrutéis.



sábado, 15 de mayo de 2010

Mayorick

Éste es el dibujo a lápiz que comenté a David que subiría. Mayorick en acción. No le dejaron jugar a la pelota y sacó la pistola. Con Mayorick no se bromea. Otro personaje made in Braña world.
En 2009 se me encargó que realizara la portada del libro juvenil "Son Ralladuras de un Limón Amargo" de Antonia Lara publicado por la editorial Que Vayan Ellos. Éste fue el primer intento de ilustración que hice, que posteriormente sería descartado. Podéis visitar el blog de la autora en: http://www.escritosdelimon.blogspot.com

Satirya

Cuidado muchachos. El demonio se nos presenta bajo muchas formas. La tentación es una de las más frecuentes. Hay que evitarla a toda costa.
Este personaje "tan" femenino es en realidad un demonio de clase guerrera (conocidos como demonios de clase Miles) llamado Satirya, salido de los guiones de David Braña y dibujado por un servidor. Ya iré subiendo más cosas de este y otros personajes de la historia. Espero que os guste y si no, que el demonio os lleve.

viernes, 14 de mayo de 2010

ARABY

En su libro "Dublineses" el autor irlandés James Joyce trató de retratar la "parálisis moral" de su país en una serie de relatos cortos que recogían diferentes facetas de la vida privada y pública de los ciudadanos de Dublín. Irlanda, tan querida y odiada por el autor y definida como "una cerda que se come su propia lechigada" sirve de marco para las historias que engloba este libro y más concretamente la ciudad de Dublín el "Omphalos", el ombligo de su universo particular y enfermo. Dentro de lo que Joyce dió en llamar las diferentes etapas de su libro y de la vida, encuadró esta historia de la infancia en la que la "epifanía" final resulta tan reconocible para cualquiera que yo me vi instigado a realizar una adaptación al cómic. Araby, una historia intensa y magistral que empieza así:

Logo para la revista El Arca

También diseñé un par de logos para la revista de próxima aparición "El Arca de las historietas" El primero fue muy intuitivo y gráfico, quizás menos efectivo que el segundo. El resultado fue éste.

jueves, 13 de mayo de 2010

Logo para la Revista Barricada

Hace poco, David Braña nos comentó a los colaboradores del especial de zombies de la revista Barricada que estaban a la busca de un logo para el número que albergará las historietas de dicho género. Yo hice mi propuesta y quedó así.

Declaración de intenciones

Como quiero que esto sea agradable para todos, tanto para mí, que espero actualizar de manera más o menos continuada mostrando los proyectos en los que esté trabajando, como para vosotros, que espero que os paséis, os divirtáis y dejéis algún comentario, voy a empezar haciendo una declaración de intenciones del blog, de hecho os la resumiré en una imagen: