Gris moteado, deslustrado y penoso, sobre negro. Algo que se pueda decir a bien. Sitio desencajado. Lugar extraño depositario de antiguos ritos insensatos sólo interrumpidos por la profusa extravagancia de quienes los practican. Espinas y resignación. Sudario moribundo de esperanza suprema al vivir constantemente, al revivir, describir, contar, profesar, adorar, una historia amalgamada de sabiduría, comprensión y sufrimiento furibundo. Torsión y distorsión. “Para que ellos pudieran entenderlo”, decía el padre P. al referirse a las escrituras. Yo sentía vergüenza de esas afirmaciones. Pero ¿qué me podía importar? Ellos saben lo que dicen. Dicen lo que quieren, lo que les conviene al menos. Y después nos contaban aquella historia, la de la resurrección de la carne: la lucha de un hombre contra el mundo y contra el infinito. Y todos escuchábamos atentamente, porque aquella historia hablabla sobre nosotros, sobre nuestras vidas, las que vendrían después...
Sin duda, el mejor escrito irregular hasta el momento. Leerlo es como si uno estuviera viendo un cuadro en el mismo momento de su génesis. Cada pincelada del pintor va desvelando una parte que forma el todo.
ResponderEliminarUna lectura muy placentera.
Que sigan los Escritos Irregulares por mucho tiempo
ResponderEliminarLong Live "Los Escritos".
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