Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.
sábado, 15 de octubre de 2011
Los Escritos Irregulares 3
La sobrina de M. tenía cáncer. En la época en la que aún trabajaba en la agencia decidieron hacer un viaje hacia la costa para mantenerse unidas a través de las experiencias vitales. Cuando volvieron me contó que se habían acostado con uno de los dependientes del hotel en el que se alojaban:
“ Cuando estaba a punto de eyacular”, —dijo— “nos pidió que le chupásemos eso, ya sabes. Mi marido nunca me había pedido tal cosa, así que nos pusimos debajo y nos lo echó todo por la cara. No sé qué nos pasó. Ninguna de las dos habíamos hecho algo así antes. Cuando la miré estaba cubierta de esperma, tan blanquito, y me llevé la mano a la cara porque a mí me estaba chorreando. Nos quedamos enfrente de la otra, mirándonos y nos besamos. Después nos dimos un abrazo y nos pusimos a llorar”. Cuando me lo contó también estuvo a punto de romper a llorar. Fue una historia bonita.
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Hombre, bonita bonita...
ResponderEliminarClaro que hay gente para todo.
Un abrazo,
Víctor Gonz.
Interesantes estos escritos... Un abrazo.
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