Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.
viernes, 10 de febrero de 2012
Los Escritos 20
-¡Vaya, C.! No sabía que te interesara la música.
-Llevo estudiándola desde niño. Mi padre me hacía repetir las escalas durante dos horas todos los días. Empecé aprendiendo melodías enteras de memoria hasta que tuve la destreza suficiente para dominar el lenguaje de los pentagramas. En ese nivel, el texto musical es como cualquier libro.
-Te refieres a que puedes leer la música en la partitura.
-Sí, pero la verdadera dificultad radica en la "metamúsica".
-No había oído hablar de eso.
-Verás, los libros se componen de texto y de metatexto: aquello que está por encima de las palabras y que se expresa a través de figuras, referencias, estilos, y significados ocultos, relacionando el libro con el lector primero y con otros libros luego. La música funciona a un nivel parecido.
-¿Y a ese nivel, la música suena distinta?
-No, no, a ese nivel ya no se oye música.
-¿Entonces qué, C.?
-Los números, B. Se oyen los números. Aquellos de los que se compone el universo y sus misterios. Su cadencia es tan hermosa y tan terrible... Si pudieras escucharlos B... si pudieras... No, no, es imposible. Tú no.
-¿Por qué yo no? ¿Qué quieres decir?
-¡Ja, ja! No me hagas reír B. Te volverías loco. Tú sólo eres un hombre por el amor de Dios.
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