Un piano silencioso llora entre tus manos
ese compás indescifrable de latidos quebrados.
Pequeño, pequeño amor.
Un, dos, tres,
al son de tu corazón.
Con tu piel trigueña, distante y bella
que huele a tierra húmeda y a agua seca.
Con esa cadencia de muchacha hermosa en la mirada,
con ese movimiento de secretas fábulas en el alma.
A la luz de tus ojos bailarán el tantán.
Un, dos, tres,
al son de la luna y del mar.
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