Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.

viernes, 3 de febrero de 2012

Los Escritos 19



El camino de lo que fue se vuelve confuso. Todo empezó en el pasillo, con aquel murmullo. Después fingió tropezar y se me abalanzó por la espalda cuando me marchaba a casa. Le dije que me había asustado y ella se cogió las ropas por el pecho cerrando el puño delante del corazón como para querer acallarlo. Cuando le hablé parecía que le faltaba el aire y como no contestaba, yo seguí hablando. Siempre esperé que el secreto significado que sus ojos me transmitieron una y otra vez se me apareciera tan claro como la luz de unas velas. Esas velas iluminarían mi camino, esa luz de velas que atraviesa la oscuridad como estrellas vivas que crepitan y se retuercen confusas, acompasadas por un ruido de incesantes martillos.

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