Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.
viernes, 13 de enero de 2012
Los Escritos 16
Oigo de la vida un parpadeo mudo, latente, prisionero; un corazón medio muerto. Duerme en tu cuna la serpiente, la paloma y la estrella de mar. Se detiene la Historia sobre las tumbas desgarrando el tiempo con el fuego de la eternidad. Se desprende un pedazo de alma blanca como si mi cuerpo entero quisiera llorar, y esa lágrima viniera al mundo rodeada de vida y de luz. Todavía siento los latidos de ese diminuto corazón, como si aún recibieses de mí el alimento, como si lo que una vez nos unió nunca hubiese desaparecido. Y enmudece mi alma cuando te miro y me doy cuenta de que el Universo es tan pequeño, tan pequeño, que todo ese infinito al que llamamos firmamento cabe dentro de ti.
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Qué belleza, Juan! Una composición realmente evocadora. Mis más sinceras felicitaciones.
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