En la Inglaterra de 1870 la Ley
de Educación impulsada por William Edward Forster garantizaba la
educación general básica de los cinco a los once años, lo cual generó grandes
expectativas de lectura entre personas procedentes de clases trabajadoras. Fue
en esta época donde surgieron figuras como la de Robert Louis Stevenson o
Rudyard Kipling que, hasta cierto punto, pasan por encima de divisiones
sociales e intelectuales. Pero a finales de siglo comienza a abrirse un vacío entre
lo que lee la intelligentsia y lo que lee el inglés medio. Como el relato cae
en baja estima para los críticos, porque parece demasiado fácil o poco digno,
surge una nueva casta de escritores populares que vienen a satisfacer la
necesidad de lectura: Rider Haggard, Ouida, E.W. Hornung y el mejor de todos,
Conan Doyle. Ellos no lo sabían entonces, pero aquel acercamiento al lector
medio era el germen de un nuevo tipo de literatura más cercana y llevadera que
posteriormente se aglutinaría bajo el título genérico de novela pulp.
Hacía tiempo que no entraba por aquí. Genial el dibujo del mes. Un saludo, compañero.
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