Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.

viernes, 24 de agosto de 2012

Los Escritos 48

 


Los lotófagos han atrapado la memoria de toda mi tripulación aduciéndonos un espeso sueño del que todavía no hemos podido despertar. Mis hombres están seguros que es mejor quedarse aquí; dicen que ya nadie nos recuerda en la patria de la que partimos. Aquí no existen los problemas o las preocupaciones. Aquí todo es bello, tornadizo, liviano. Hay comida y mujeres de rojas y pulposas vulvas. Una calidez invisible nos envuelve y nos habla: "no partáis", nos dice. Deseo quedarme. Lo deseo tanto que por momentos olvido quién soy. Y al hacerlo soy feliz. Dos pechos se acercan a mí para amamantarme. Tomaré de ellos y después comeré esta extraña flor de la que me he estado alimentando desde que llegamos aquí. Le diré a mis hombres que hagan lo propio: que tomen lo suyo como suyo y que olviden el pasado o lo que vendrá. Todos queremos quedarnos. Seremos felices... sin saber quiénes somos.

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