Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Los Escritos 11



Hoy es… no recuerdo el día, ni tampoco dónde estoy. He olvidado el nombre de este lugar. Esto debió empezar en algún momento no hace mucho, pero ya no lo recuerdo. He borrado deliberadamente todos los recuerdos del pasado y ahora debo enfrentarme a mi futuro. También debo evitar pensar en el presente; borrarlo de mi mente; hacerlo desaparecer como un prestidigitador para trascender en algún lugar en el espacio y el tiempo más allá de los límites relativos del universo conocido. Debo enfrentarme a la extinción y para ello debo dejar de ser yo mismo para fundirme con la creación. Tal vez no sirva de nada, pero debo abandonar la realidad particular que me rodea si no quiero extinguirme en el estrépito de su corriente. La espuma de los días resuena fuertemente en mis oídos. ¡Escuchad, mis muchachos!, ¡escuchad, oh, compañeros! ¡ya llega!, ¡se oyen sus pisadas contra el suelo! La desgracia del olvido se yergue ante nosotros como un monstruo que todo lo amenaza. ¡Levantad vuestras lanzas contra el papel! ¡Levantadlas y combatid! ¡COMBATID!

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