Incluso el hombre más sabio sólo sostiene una vela en pleno sol.

viernes, 26 de octubre de 2012

Los Escritos 52







Johannes Niemand no era un niño como los demás. Mientras los otros se pelaban las rodillas jugando, Johannes pasaba su tiempo leyendo y dibujando. No entendía por qué todo el mundo se empeñaba en decir que era callado, sus largas conversaciones con autores de todo tipo lo dejaban exhausto. Un día alguien le dijo: "Eres raro" y al transmitirlo con preocupación, sus padres y amigos corroboraron: "Es que, eres raro", qué desilusión. Johannes Niemand se educó en la creencia de que, o le sobraba o le faltaba algo, pero sin darle más importancia, él siguió leyendo y dibujando. Fragatas, lianas y héroes de acción ocupaban su mente mientras en clase todos atendían la lección. En su tiempo libre Johannes experimentaba con el barro; quería crear al hombre, o en su defecto, a algún personaje inventado. Escribía poesía; esa que, con úlcera estomacal incluida, luego recitaba su tía. A Johannes le importaba poco el mundo, por eso ni entendía de política ni sabía de la vida. En su mente sólo se oía un rumor: "sigue a lo tuyo, que lo demás es ilusión". ¿Y qué fue de Johannes os preguntaréis? Pues increíblemente y aunque parezca contradicción, creció y sigue siendo un niño, ¡qué fastidio! A Johannes Niemand le fue todo lo bien que pudo haberle ido, dicen que a veces escribe escritos.

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